La nueva ley educativa, la LOMLOE, ya es una realidad. Entre todos los cambios e innovaciones que supone su implantación, destaca el fomento del aprendizaje significativo. ¿Cuántas veces hemos escuchado al alumnado afirmar que memoriza el contenido para un examen y, una vez acabado, no recuerda nada? Es más, ¿cuántas veces el profesorado constata que el alumnado no ha retenido nada de lo que se le preguntó en el último examen?
Pues eso es lo que se pretende evitar con el fomento del aprendizaje significativo. La nueva ley pone el énfasis en el desarrollo de competencias transversales que deben empezar en la educación primaria. Se trata de combinaciones de conocimientos, destrezas y actitudes que el alumnado debe desarrollar para ser capaz, al acabar la educación obligatoria, de conseguir su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la edad adulta de manera satisfactoria y poder desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida.
Todo con el objetivo de desarrollar un aprendizaje continuo que aplique conocimientos a situaciones reales y facilite y fomente la participación de diferentes ámbitos sociales con proyectos que incentivan la escuela activa.
El concepto de aprendizaje significativo fue introducido por David Ausubel (1963-1968) y se contrapone al aprendizaje memorístico. La diferencia entre estas dos maneras de aprender radica en el hecho que el primero consiste en memorizar y buscar que el alumnado entienda lo que aprende dotando el conocimiento de una aplicación práctica y de un sentido en la realidad.
El aprendizaje significativo necesita:
Para poder llevar a cabo la metodología del aprendizaje significativo hace falta tener en cuenta algunos aspectos que ayudarán a mantener al alumnado conectado con todo el proceso. Son estos:
El desarrollo científico y tecnológico ha hecho posible que la información esté al alcance de todo el mundo, por tanto, no tiene sentido tener muchos conocimientos exclusivamente conceptuales, sino que es mucho más útil poseer saberes globales y abstractos aplicables a muchas situaciones prácticas y desarrollar herramientas y disponer de criterios para analizarlos críticamente. En definitiva, con la LOMLOE se trata de potenciar los contenidos procedimentales y contenidos actitudinales (prácticos) por encima de los que tradicionalmente se han valorado como fundamentales: los contenidos conceptuales (teóricos).
Es decir, lo que se pretende con este nuevo modelo es dar importancia a la comprensión y la aplicación del conocimiento a la realidad. Eso es lo que se conoce como situaciones de aprendizaje.
Las situaciones de aprendizaje consisten en ejemplos de tareas complejas en que el alumnado moviliza una serie de competencias y saberes para resolverlas. No son prescriptivas, sino orientativas, y se relacionan con diversos contextos de la vida cotidiana: personal, social, educativo y profesional. En algunos casos, en vez de situaciones de aprendizaje, se proponen orientaciones metodológicas más generales.
En definitiva, con este nuevo planteamiento lo que se pretende es conseguir que los conocimientos no desaparezcan de la mente del alumnado y sirvan para asentar las bases para aprender durante toda la vida. Es decir, se pretende fomentar procesos pedagógicos flexibles y accesibles que se ajusten a las necesidades, las características y los diferentes ritmos de aprendizaje del alumnado.