Todos estamos ansiosos porque nuestro hijo o hija consiga aprender a leer cuanto antes y, aunque lo normal es que empiece a hacerlo entre los 4 y 5 años, es una preocupación común que no debería alterar en exceso a los padres. Sin embargo, como sabemos, no siempre es así. Existe una pequeña presión social que hace que los progenitores y/o tutores de nuestros alumnos quieran que este aprendizaje se produzca fácil y rápidamente.
Lo que tenemos que trasladar es que, como en todo proceso, cada persona es diferente y asimila los conceptos a un ritmo distinto. Por otro lado, algunos niños sienten una atracción innata por las letras desde muy pequeños, mientras que otros prefieren dibujar o dedicarse a otra actividad.
Además, lo verdaderamente importante y lo que debemos conseguir trasladar no es que un niño empiece a leer, sino que realmente comprenda lo que lee. Repetir lo que está escrito sin ton ni son no tienen demasiado sentido.
Por lo tanto, la primera recomendación a trasladar es que han de tener mucha paciencia y tener en cuenta que no es razonable, y puede llegar a ser incluso contraproducente, pretender que un niño o niña lea y escriba cuando aún no tiene un suficiente dominio del lenguaje verbal.
Dicho esto, también debemos tener claro que el medio natural de un niño o niña para aprender a leer es la escuela. Desde los primeros cursos de educación infantil, cada docente sabe cómo lograr que, en primer lugar, se familiaricen con las letras y, posteriormente, de forma progresiva y sin prisas, les enseñará a leer al ritmo que el alumnado vaya permitiéndole hacerlo.
Pero esto no es un aprendizaje que dependa solamente del centro, pues desde casa también se debe trabajar, aunque en ocasiones no se sepa cómo hacerlo de la mejor manera. Es ahí dónde debemos aportar nuestro granito de arena. Debemos tratar de guiar la lectura en casa desde una perspectiva de apoyo, reforzando lo que está aprendiendo en el aula, y siendo una cuestión muy importante que transmitamos la importancia de hacerlo de una forma lúdica y divertida. De lo contrario, lo único que conseguiremos es que vea la lectura como algo impuesto, aburrido y negativo y la acabe rechazando.
Debemos hacer entender a los padres, madres, tutores o familiares en general, que la lectura es una actividad fundamental que nos acompaña toda la vida y tiene una influencia capital en el aprendizaje del resto de conceptos y asignaturas. Por ello, es muy importante adquirir una base firme, con los conceptos fundamentales bien aprendidos. De esta forma, el proceso siguiente será acumulativo y exitoso. No importa tanto cuando un niño aprende a leer, sino cómo acaba interiorizando la lectura.
Estas son algunas claves y técnicas que ayudan a tener éxito en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura:
Como hemos dicho, los maestros son los profesionales de la enseñanza, tienen las competencias y la experiencia necesaria y están plenamente capacitados para enseñar a leer a todos los alumnos, así como para detectar problemas de aprendizaje como la dislexia.
El rol de los padres es, por lo tanto, principalmente de apoyo y de crear hábitos de lectura en casa, así como garantizar un buen ambiente en el hogar que incentive y fomente la lectura.
Los niños tienden a imitar en gran medida a los padres, por lo que si los ven leyendo diariamente libros o el periódico, hay muchas posibilidades de que los más pequeños adopten también el hábito de leer.
Lo mejor que podemos hacer los padres es leer diariamente un cuento a nuestros hijos y, cuando ya sepan leer un poco, animarlos a que lo hagan ellos.
En este proceso es importante trabajar con ellos, explicarles lo que están leyendo y aclararles lo que haga falta. Es fundamental fomentar su curiosidad y ayudarles a interpretar correctamente lo que leen. Los avances no tardarán en llegar.
El refuerzo también es importante. No dudes en preguntar a tu profesor cuál es el material más adecuado para ayudar a tus hijos a leer y escribir. Cada sistema de lectoescritura usa instrumentos o herramientas diferentes. La cartilla de siempre sigue funcionando muy bien, pero hay otros materiales didácticos muy efectivos, como las fichas para asociar nombres con imágenes.