Los centros educativos tienen un papel esencial a la hora de transmitir valores y actitudes al alumnado. Son un espacio perfecto para contribuir a eliminar las desigualdades de género que los niños y niñas han absorbido de su entorno, en casa, a través de la televisión, de Internet, o de la sociedad en general. Así pues, el profesorado tiene la oportunidad de convertir las aulas en espacios igualitarios de socialización entre niños y niñas, donde se promueva una educación no sexista y basada en la igualdad.
Para ello, el primer paso es crear un Plan de Igualdad que refleje estas inquietudes y nos marque una hora de ruta para promover la igualdad entre los niños y niñas. Pero, ¿por dónde empezamos? No os preocupéis: en Algar os lo ponemos fácil con estos tips para implementar un Plan de Igualdad en vuestro centro educativo.
Se trata de una fase previa a la elaboración de nuestro Plan de Igualdad. Antes de empezar, tenemos que asegurarnos de que contamos con el compromiso de toda la comunidad educativa y formar el grupo de trabajo que se encargará de poner en marcha las diferentes acciones comunicativas y educativas que lo formarán. Lo ideal es conseguir que estén representados todos los sectores de la comunidad educativa, empezando por el profesorado y continuando por la familia, el alumnado y el personal no docente de nuestro centro educativo.
Con nuestro equipo formado, ha llegado la hora de evaluar la situación de nuestro colegio o instituto:
Con los datos recabados en la fase anterior, llega el momento de obtener conclusiones: ¿cuál es el nivel de desigualdad en nuestro centro? En base a la respuesta que demos a esta pregunta, nos plantearemos unos objetivos u otros.
Eso sí, debemos recordar que los objetivos en relación a la igualdad deben incluir también aspectos como el uso del lenguaje con perspectiva de género (en los documentos del centro, en el día a día…) o la eliminación de la violencia de género. A ellos, deberíamos añadir acciones encaminadas a:
También podemos establecer objetivos específicos centrados en el ámbito del lenguaje y la comunicación (como potenciar el uso de un lenguaje inclusivo); en el ámbito de los estereotipos y roles de género (sustituyendo los estereotipos por imágenes reales de hombres y mujeres valorados en igualdad); en el ámbito de los materiales didácticos (utilizando aquellos que no presenten elementos sexistas); en el ámbito de los juegos (fomentando los juegos igualitarios); y en el de la (apostar por formas de diálogo basadas en el respeto).
Llega el momento de definir las acciones concretas de sensibilización y fomento de la igualdad efectiva entre niños y niñas que pondremos en marcha. Podemos diseñar diversas actuaciones dirigidas a diferentes miembros de la comunidad educativa (docentes, familia, alumnado…). En cualquier caso, estas propuestas deben estar siempre vinculadas a las metodologías y a la elección de materiales educativos que fomenten la coeducación.
Aquí tenéis algunos ejemplos de iniciativas que podéis incluir en vuestro Plan de Igualdad:
Por supuesto, la evaluación de estas actividades e iniciativas es tan importante como la elaboración y aplicación del Plan de Igualdad. ¿Qué acciones han tenido buenos resultados? ¿Cuáles deberíamos repetir en otros cursos? ¿Cuáles deberíamos sustituir por su ineficacia? ¿Hemos detectado nuevos problemas?
Esta tarea puede desarrollarla el Observatorio de la Igualdad, si hemos optado por crearlo. Si no, podemos organizar un equipo de trabajo con este fin. Debemos tener en cuenta, eso sí que, para que el seguimiento sea lo más real y válido posible, debemos contar con las aportaciones de todos los sectores de la comunidad educativa.
Con esta evaluación determinaremos el grado de consecución de nuestros objetivos establecidos y, sobre todo, descubriremos si estamos más cerca de la igualdad real de oportunidades entre niños y niñas, así como si hemos conseguido desterrar los estereotipos y prejuicios más recalcitrantes.
*Fuente: www.centroprofesoradomonzon.catedu.es (autora: Carmela Sauras)