Algar Editorial

Jardinería para niños: ¡crea un huerto escolar!

17 de julio de 2020

Un proyecto de jardinería para Primaria puede convertirse en una herramienta perfecta para fomentar el aprendizaje transversal. Por un lado, los jardines escolares permiten trabajar habilidades de diferentes ámbitos. Por otro, facilitan inculcar a nuestros alumnos y alumnas valores como la responsabilidad o el cuidado del medio ambiente, todo ello mientras se divierten descubriendo curiosidades interesantes sobre la naturaleza y el ciclo de las plantas. Cabe añadir que los huertos escolares también posibilitan el aprendizaje de cuestiones relacionadas -como la manera de mantener una dieta equilibrada y saludable-, además de promover el trabajo en equipo y la colaboración entre compañeros.

¿Cómo y dónde creo el huerto escolar?

De acuerdo, hemos decidido poner en marcha un huerto escolar pero, ¿por dónde empezamos? ¿Dónde construimos el huerto? ¿Cómo nos organizamos? Lo mejor para crear nuestro huerto escolar será ir paso a paso y asegurarnos de que el proyecto de jardinería que tenemos en mente es viable y puede aplicarse en nuestro centro.


Existen muchos tipos de huertos escolares. Por eso, antes de lanzarnos a poner en práctica nuestra idea, tenemos que analizar el espacio y el tiempo de los que disponemos para dedicar a la jardinería en el colegio. Así, podemos optar por crear un jardín en macetas para las ventanas -si tenemos pocos recursos-, o en mesas de cultivo, en jardineras de terraza… E, incluso, si disponemos de los recursos necesarios, directamente en el suelo.


Sin embargo, antes de ponernos manos a la obra, lo aconsejable es coordinarnos con el resto de la comunidad educativa para decidir quién se implicará en el huerto escolar y en qué grado, además de a qué estudiantes estará destinado. Al crear nuestro plan de trabajo, es aconsejable intentar implicar también a las familias en el proyecto, ya que éstas pueden animar a los más peques en sus tareas y proporcionarles las herramientas necesarias para las actividades agrícolas.
Una vez hemos decidido quién participará en el huerto escolar y dónde lo situaremos, tenemos que asegurarnos de que contamos con los insumos necesarios para plantar (semillas, abonos…), así como con las herramientas adecuadas para trabajarlo, y de que enseñamos al alumnado a manejarse con ellas. Ahora sólo nos queda limpiar el terreno y prepararlo para recibir las semillas… ¡Y ya tenemos nuestro huerto escolar en marcha!

¿Qué actividades implica el huerto?

El alumnado puede comenzar a trabajar en nuestro huerto escolar desde el minuto uno. Por ejemplo, con la siembra de semillas. Así, aprenderán a separar las diferentes variedades que existen, a contar cuántas es necesario plantar según la especie, cómo hay que plantarlas para que germinen con éxito… Y, además, desarrollarán su paciencia y su capacidad de observación.


Superada esta primera fase, el taller de jardinería permitirá que los niños y niñas descubran poco a poco las necesidades de cada especie vegetal, la frecuencia con la que deben regar cada planta, cómo identificar sus enfermedades y curarlas, cómo podarlas, etc. Además, en unos meses podrán cosechar los frutos de su esfuerzo y su trabajo en equipo. Paralelamente, podemos organizar otras actividades relacionadas con el huerto escolar, como talleres de cocina que les inculquen la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada.

Objetivos del huerto escolar

Como hemos visto, el mantenimiento de un huerto escolar durante la educación Primaria ayuda a reforzar actitudes y valores positivos en el alumnado, como la alimentación saludable, el cuidado del medio ambiente o el trabajo en equipo. Sin embargo, las actividades de jardinería para niños también presentan algunos objetivos tangenciales tanto a nivel práctico como a nivel educativo.


A nivel práctico, tenemos objetivos vinculados al medio ambiente o a la nutrición, ya que con la implementación del huerto escolar mejoraremos las condiciones medioambientales de la escuela y generaremos un sentimiento de comunidad entre profesores, alumnado y familias, entre otros. A nivel educativo, los niños y niñas adquirirán responsabilidades y serán conscientes del trabajo y el esfuerzo que supone cosechar productos de la tierra. Así, podrán dar un valor añadido a los productos naturales y orgánicos y entenderán mejor la importancia de cuidar el medio ambiente.

Actividades complementarias a nuestro taller de jardinería

Ya hemos hablado de la posibilidad de organizar talleres de cocina utilizando los alimentos que hemos cosechado en el huerto escolar. No obstante, el día a día en el jardín del colegio permite realizar un montón de tareas relacionadas con la naturaleza que ayudarán a que los estudiantes aprendan muchas curiosidades sobre el medio ambiente. Por ejemplo, podemos hacer fichas de las plantas, insectos o aves que observamos en el huerto, o incluso pósteres con los que decorar el aula. También podemos optar por las manualidades, y fabricar comederos para pájaros o espantapájaros que mantengan a salvo nuestra cosecha.


La clave está en integrar el huerto escolar en las actividades del aula y conseguir implicar a docentes, familias y alumnado, convirtiendo el cuidado del huerto en una tarea divertida y de esparcimiento. ¡Enseñemos a los niños y niñas a cuidar del medio ambiente!


*Si necesitáis algunos consejos extra, podéis consultar este útil manual de la FAO (Organización de la Comida y la Agricultura de Estados Unidos) sobre huertos escolares.

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