Abrimos una nueva ventana en nuestro espacio de Blog para el profesorado. En la que damos voz a docentes especializados como es el caso de Lola Moreno Valor. Docente. Experta en la integración de las TIC y la enseñanza de humanidades. Certificada por Google Nivel I. Nominada a la mejor docente en los Premios Educa Abanca.
Pink Floyd, en uno de sus temas más conocidos (Comfortably Numb), habla de «sentirse plácidamente amodorrado». Bien, una sensación parecida sentía yo delante de la realidad que me rodeaba desde hacía un tiempo: la tecnología, ese mundo que avanza de manera inexorable, me forzaba a preguntarme por dónde tenía que continuar porque mi metodología había quedado anticuada.
Para ser sincera, la impresión no era de placidez, sino más bien de desesperación. «Amodorrada» observaba cómo la comunicación con el alumnado se interrumpía pese a los esfuerzos por presentar sesiones atractivas. La conexión se había agotado. Alguien había cortado el cable que, solo unos meses antes, nos permitía mirarnos y saber que todo funcionaba bien.
La primera reacción fue de desánimo, necesitaba un cambio en la perspectiva, y eso implicaba tiempo de trabajo. Sentí ganas de retirarme a descansar, de dedicarme a otros asuntos y volver la espalda al que había sido mi mundo durante diecisiete años: la educación. Pero la realidad era muy diferente; ¿quién se puede permitir dejar su trabajo para relajarse y adoptar otro enfoque? No. No podía hacerlo.
Tenía que encontrar otra solución, esa inyección de la que habla la canción y que consigue que todo funcione de nuevo; pero quería que el remedio fuera duradero. Como en otras ocasiones, la salida llegó en forma de aprendizaje: haciendo un curso de apps educativas me di cuenta de que podía conectar de nuevo aquel cable de entendimiento mediante el abanico de herramientas que me ofrecía Internet. Solo tenía que investigar un poco y poner hilo en la aguja. Los resultados no tardaron en llegar.
En pocos meses, descubrí un mundo de recursos versátiles y sencillos. Además, me animaba comprobar que los jóvenes reaccionaban ante las nuevas propuestas: presentaciones muy visuales y atractivas hechas con Canva, incluso algunas interactivas desarrolladas gracias a Genially (esta plataforma está en plena actividad y aumenta las plantillas y las posibilidades de creación día a día); canales de vídeos con materia de las asignaturas como Khan Academy, el más que conocido YouTube o Academia Play; imágenes interactivas montadas con Thinglink; plataformas que permiten insertar preguntas en vídeos y seguir el trabajo del alumnado, como PlayPosit o Edpuzzle; posibilidad de crear juegos educativos de manera rápida y sencilla con Kahoot! o Quizizz, comprobar el grado de aprendizaje de los conocimientos y corregir inmediatamente las respuestas erróneas; rutas de geolocalización hechas en pocos minutos con My Maps…
La oferta es amplia y, en la mayoría de las ocasiones, solo necesitamos una buena conexión wifi. Algunas de estas apps permiten reutilizar el trabajo realizado por otros docentes, de manera que agilizaremos nuestro trabajo. El tiempo que invertimos preparando el nuevo material y formándonos merece la pena frente al cambio de actitud de los jóvenes. Si disponemos de medios en el centro también podemos utilizar todas estas herramientas para dar más protagonismo a los estudiantes, y es que les podemos proponer que sean ellos quienes preparen una presentación o un juego donde aparezcan los contenidos estudiados en clase. Por último, podemos añadir otra ventaja: utilizar estas nuevas herramientas en el ámbito educativo demuestra que los móviles, las tabletas y los ordenadores también sirven para aprender.
Un nuevo reto se nos presenta como docentes del siglo xxi: educar en el uso responsable de la tecnología, dar a conocer las mejores posibilidades. ¿Por qué no apuntarnos a este camino? ¿Por qué no navegar por la red para mejorar la competencia digital y acercarnos a los estudiantes?