Los primeros días del nuevo curso escolar son clave para construir las bases de la convivencia en el aula a lo largo de todo el año. Así pues, podemos aprovechar la motivación del alumnado, que acaba de volver descansado de las vacaciones, para implementar algunas reglas y normas de clase que asegurarán el respeto mutuo entre compañeros y facilitarán el trabajo en equipo. En este curso, además, trabajaremos especialmente todo lo relacionado con las normas de seguridad sanitaria.
Así, podemos dedicar un tiempo los primeros días a establecer el contrato de clase. En este sentido, es positivo que el alumnado se implique en la creación de las normas del aula. De esta manera, se sentirán parte del grupo y de la organización del curso y tendrán que dialogar entre ellos para llegar a un consenso. Con este método, es más fácil que velen por el cumplimiento de las reglas, ya que no les han sido impuestas. Una vez establecidas las normas, podemos colgarlas de la pared en un mural decorativo, para tenerlas presentes a lo largo del año. Esta normativa puede hacer referencia a los materiales, el trato con los compañeros, los trabajos en grupo y a todo lo relacionado con la seguridad sanitaria y la higiene. Este último punto debe tratarse de manera natural e incorporarse a las rutinas habituales del funcionamiento del aula. Por lo demás, debemos regalar a los alumnos un inicio de curso cargado de ilusión.
Por otro lado, estos primeros días también son una magnífica oportunidad para descubrir qué espera el alumnado de nosotros y del curso escolar. Esta información nos servirá para organizarnos y para encaminar mejor nuestros esfuerzos y nuestras metas. Para descubrir las expectativas de los alumnos y alumnas podemos pedirles, por ejemplo, que redacten una carta a un amigo o amiga contándole cómo ha ido su curso escolar, imaginando que ha sido perfecto: ¿qué incluiría un curso así? Otra opción es crear una «caja de los logros». En este caso, los niños y niñas apuntarían sus deseos para el año en un papel que introducirían en la caja. Después abriríamos el contenedor y leeríamos las propuestas para debatirlas entre todos. Cuando se llegue a un consenso, podemos diseñar un mural de los deseos con los objetivos del curso e ir marcándolos a medida que los consigamos.
Como en cada comienzo de curso escolar, puede que haya caras nuevas en clase o que, directamente, nuestros alumnos no hayan coincidido nunca unos con otros. En estos casos, es muy útil tener preparadas algunas dinámicas de presentación para romper el hielo y facilitar que los niños y niñas empiecen a conocerse y a socializar. Como docente, esta también es una buena herramienta para que comiences a conocer a tu grupo si nunca has trabajado con él. En Algar nos hacemos eco de algunas de las excelentes propuestas de la plataforma educativa Soy Mundo.
http://www.soymundo.com/blog/
Para llevar a cabo esta actividad, preparamos una tabla con preguntas (una decena como máximo) sobre intereses, aficiones, experiencias… Los niños y niñas deben responderlas y, después, para completar el bingo, tendrán que buscar a compañeros que hayan contestado algo diferente, pero ¡sin repetir! Incluso podemos hacer una segunda ronda donde deberán buscar a alumnos que hayan contestado lo mismo que ellos. Así pueden trabajar la diversidad y descubrir qué tienen en común con el resto de la clase.
Preparamos una hoja con preguntas sobre datos como intereses, aficiones, viajes… y las repartimos entre el alumnado. Todos deberán rellenar su «DNI» y devolvérnoslo. Después, volvemos a repartir las hojas al azar y ellos y ellas tendrán que adivinar quién es el propietario del DNI que tienen delante.
Se trata de una dinámica perfecta para «hacer piña» y crear un sentimiento de pertenencia al grupo. Para empezar, dividimos la clase en grupos de cinco o seis personas. Tendrán diez minutos para encontrar cinco cosas en común entre ellos y cinco cosas que les diferencien. La conclusión pronto será obvia: es más fácil encontrar características que nos unen que aspectos que nos separen.
Hasta ahora, hemos visto estrategias pensadas para que los docentes ayuden al alumnado a tener un buen inicio de curso, pero ¿qué pueden hacer las familias para facilitar la vuelta al cole de los más pequeños? Sin duda, los padres y madres juegan un papel esencial en la incorporación de los niños y niñas a las clases, y pueden facilitar el proceso y hacerlo mucho más llevadero a través de pequeños gestos que podemos recomendarles: preparar el material escolar con antelación, aunque deberían ser sus hijos e hijas los encargados de organizarlo en la mochila y responsabilizarse de él; organizar un espacio adecuado de estudio en casa –una zona ventilada, tranquila y con buena iluminación–; establecer un horario de estudio diario, para crear rutinas que les faciliten la vuelta al cole; respetar las horas de sueño y asegurarse de que los niños y niñas duerman al menos ocho horas diarias… Y, por supuesto, procurar que los peques salgan de casa con un buen desayuno en el estómago, que les proporcione suficiente energía para aguantar las primeras clases del día.
El inicio del curso escolar puede ser un momento apasionante y revitalizante, ¡no te dejes llevar por los nervios! Recuerda enseñar con ilusión y energía, creer en lo que haces y disfrutarlo y, sobre todo, escucha a tu alumnado, porque él te orientará mucho a la hora de organizarte. La mejor manera de empezar el día –y las clases– es con una sonrisa en la boca, así que respira, relájate… ¡y que tengas un muy buen inicio de curso!