De entre todas las técnicas que se utilizan para enseñar a leer, como por ejemplo el método alfabético, el fonético, el silábico o el global, el conocido como método constructivista es el sistema de enseñanza-aprendizaje más natural. Se trata de un método esencialmente significativo y no memorístico, donde los alumnos toman la iniciativa y el protagonismo en el aula, de modo que se potencia su autonomía y desarrollo personal e intelectual.
El modelo pedagógico constructivista se enmarca en una corriente pedagógica que prioriza la necesidad de proporcionar al estudiante las herramientas necesarias para que pueda tomar las riendas de su propia educación. En la educación constructivista se tiene muy en cuenta el conocimiento previo de cada alumno o alumna. La experiencia es, por lo tanto, un elemento de aprendizaje absolutamente clave y, a medida que dicha experiencia se va modificando y desarrollando, el estudiante va ampliando su nivel de conocimientos y aprendizaje.
El origen del constructivismo pedagógico se remonta al siglo XVIII, en concreto, a la figura del filósofo alemán de la Ilustración Immanuel Kant.
La enseñanza constructivista concibe el aprendizaje como el resultado de un proceso de construcción personal global y complejo, donde las experiencias y los conocimientos previos de cada alumno se entremezclan con las ideas y el bagaje intelectual colectivos, tanto de compañeros como de profesores. El resultado es un aprendizaje activo, donde todo va sumando hasta conformar un conocimiento rico y un desarrollo mental abierto y en constante evolución. Se trata, por lo tanto, de un aprendizaje cooperativo donde tiene un gran peso específico el descubrimiento.
Las características esenciales del aprendizaje constructivista son las siguientes:
Los profesores y maestros que se dedican a la enseñanza de la lectura desde un enfoque pedagógico constructivista deben tener muy en cuenta las siguientes premisas:
Si como docente vas a utilizar un método constructivista en tus clases, debes tener muy claro que tu rol en el aula será más secundario y discreto que el que asumes en otros métodos de enseñanza.
En un proceso de aprendizaje constructivista, el estudiante asume un papel activo y protagonista en su propia formación, mientras que el profesorado orienta al alumnado para que este saque el máximo partido a la clase.
Las funciones principales del profesorado en una clase donde se usa un sistema pedagógico constructivista son:
Para alinearse lo mejor posible con un concepto constructivista de la enseñanza, es importante que el profesor en clase intente seguir las siguientes recomendaciones:
Desarrollar las habilidades cognitivas, asegurar aprendizajes significativos y perdurables, aumentar el nivel de autonomía de los alumnos, aprender a manejarse en los problemas cotidianos o mejorar las experiencias de aprendizaje son algunas de las ventajas de los métodos pedagógicos basados en el constructivismo.
No obstante, el enfoque constructivista de la enseñanza tiene también algunos detractores. La crítica principal es que parte de la base de que todos los alumnos están suficientemente motivados para aprender y poseen de antemano un nivel de autonomía suficiente que les permite dirigir su propio aprendizaje. Algunos educadores consideran que esto no es así en todos los casos.
Por otro lado, el método de Immanuel Kant, desarrollado posteriormente por pedagogos tan importantes como Jean Piaget o Lev Vygotski es posible que minusvalore en exceso la utilidad de la memoria, no solo en la asimilación de conceptos, sino también en el desarrollo de las funciones cognitivas en el aprendizaje.
También se ha criticado que los métodos constructivistas rechazan o, cuando menos, desestiman los métodos tradicionales de la educación occidental, reduciendo los aprendizajes a una única vía o procedimiento.