Algar Editorial

Cómo hacer una rúbrica de evaluación

14 de septiembre de 2022

Con el curso en marcha desde hace ya unos días, necesitamos tener preparados los materiales para cuando llegue el momento de evaluar al alumnado, ya sean trabajos escritos, exposiciones orales o exámenes. Como ya sabemos, este año es especial en los cursos impares, ya que se aplica la LOMLOE, la nueva ley educativa que introduce importantes cambios a la hora de enseñar.

Las novedades de la LOMLOE

Principalmente, se apuesta por un aprendizaje significativo (que se adquieran mediante situaciones de aprendizaje) en detrimento del modelo de estudio tradicional, basado en la memorización. Este cambio requiere modificaciones, especialmente a la hora de evaluar. De hecho, lo que ahora se evaluará será la adquisición de las ocho competencias establecidas, que son:

1. Comunicación lingüística
2. Plurilingüe
3. Matemática, ciencia, tecnología e ingeniería (STEM)
4. Digital
5. Personal, social y de aprender a aprender
6. Ciudadana
7. Emprendedora
8. Consciencia y expresión cultural

La evaluación de las competencias comporta reconocer si es capaz de movilizar los diferentes tipos de saberes, de manera interrelacionada, para hacer una acción (es decir, en la resolución de problemas abiertos, reales, complejos y productivos).

Pero esta no es la única novedad. Con la LOMLOE también se introducen en el currículum los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y se fomenta el aprendizaje cooperativo. Pero ¿Cómo se evalúa todo eso?

Las rúbricas de evaluación

Una rúbrica es un instrumento de evaluación que tiene como finalidad analizando la calidad de los datos que se hayan podido recoger a partir de la realización de tareas complejas y de tipo muy variado. Posibilita reconocer que se puede para mejorar y tomar decisiones.

Antes de hacer la rúbrica, tendremos que especificar las bases de orientación, que sirven para orientar al alumnado cuando hace una tarea. Para elaborar la base de orientación podemos formular la pregunta: “¿Qué necesitamos para realizar esta tarea?”

Una rúbrica, en definitiva, es una matriz o tabla de doble entrada. En la primera columna se sitúan los criterios de evaluación de realización de las tareas, que son los aspectos que se necesita aplicar para lograr la competencia que se evalúa.

En las columnas siguientes, normalmente cuatro, se escriben los criterios de evaluación de calidad, que explicitan niveles posibles con relación a cada uno de los criterios de realización. Es, por tanto, una tabla en la que se concreta lo que se entiende por una tarea bien hecha o no también hecha, y en principio posibilita compartir y objetivar mejor estos criterios.

 

De la experiencia en el uso de rúbrica y de la investigación realizada, se ha comprobado que muchas de las que se utilizan y aplican son poco útiles si lo que se quiere es que sirvan para aprender, ya que habitualmente se piensan en clave de «poner notas», los criterios de calidad siguen siendo variaciones de las clásicas valoraciones de «muy bien», «bien», «regular», «flojo» y «mal». Se debe pactar muy bien entre profesorado y alumnado los criterios para evaluar y concretar mucho cada uno de los niveles. En definitiva, la idea es concretar bien como se puede ir progresando en la competencia que se quiere lograr.

Consejos para elaborar rúbricas

 

- Planificar el orden en que se citan los criterios de realización, ya que eso da al alumnado información sobre que es más básico. Por ejemplo, en la evaluación de la calidad de un texto. Aunque todos los aspectos a evaluar son importantes, lo es mucho más la coherencia y la cohesión (que incluya ideas interesantes y válidas y que se entienda) que la presentación o la ortografía.

- Iniciar siempre la redacción de los criterios de calidad en positivo, es decir, concretando qué es lo que se espera que se haga correctamente en un determinado nivel, incluso para el nivel 1. Tan importante es reafirmar aquello que se hace bien como explicitar lo que no se hace suficientemente bien.

- Para redactar los criterios de calidad, formular en primer lugar el nivel máximo de excelencia (4) y, en segundo, el nivel mínimo (2), que explicita aquello que se considera que todo aprendiz debe lograr. Finalmente, redactar el nivel intermedio (3) y el nivel que indica que no se ha llegado al mínimo (1). El nivel 0, que se correspondería con hacerlo todo mal o no hacerlo, no es necesario especificarlo en la rúbrica.

- Utilizar términos «positivos» para definir todos los niveles: (4) experto, muy competente, bien desarrollado…; (3) avanzado, competente…; (2) aprendiendo, en proceso, aceptable…; (1) novel, inicial. El objetivo es que el alumnado tenga la percepción que se puede avanzar y que la evaluación no afecte a su autoestima.

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