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La LOMLOE se ha convertido en la octava ley educativa desde que se reinstauró la democracia. La conocida como Ley Celaá no nace exenta de polémica al igual que sus predecesoras: un proceso de elaboración acelerado y varios aspectos polémicos han hecho que sea acogida ya desde sus inicios con cierto escepticismo. Con toda esta inestabilidad legislativa, con todos los vaivenes políticos en materia educativa en esta sociedad cambiante me he hecho una pregunta:
La educación del futuro se enfrenta a grandes desafíos sociales, económicos, tecnológicos y laborales y es importante mirar a largo plazo ya que el mundo ha dejado de ser un lugar estable. La “Gromenauer Education Academy” una iniciativa perteneciente a la “Jander Future Foundation” que investiga y pone en conocimiento el futuro de la educación, publicará próximamente un estudio revelador titulado “The future is not that good” que despeja muchas incógnitas sobre cómo será el modelo educativo en los próximos años en España y al que he tenido acceso.
No se me ocurre mejor manera para establecer los parámetros en los que se moverá nuestra sociedad en los próximos años que detallando el modo en el que las generaciones más jóvenes van a aprender.
¿Cómo será la educación y el aprendizaje entre el 2020 y 2049?
Las experiencias educativas que se generalizarán en las próximas décadas se están ensayando ahora. Las herramientas tecnológicas ya están inventadas, a falta de afinarlas y adaptarlas, pero no es solo la tecnología la que marca el camino, es el concepto mismo de pedagogía el que se está redefiniendo. ¿Cómo será un día de clase en el curso 2049?
Debemos romper unos cuantos esquemas mentales muy arraigados. En el año 2049 dejaremos de tener clases y asignaturas como tradicionalmente las conocemos, pasarán a ser TEACHER STREAMING. Ya no será necesario estudiar, los alumnos tendrán que desarrollar estrategias de REMINDFULNESS y los exámenes serán sustituidos por los LEARNING CONTENT TESTS. Los temibles deberes desaparecerán por fin del imaginario colectivo, nos enfrentamos al FLIPPED LEARNING.
Y si no hacemos nada por impedirlo, el concepto de recreo pasará a llamarse FOOTBALL GAMIFITION de niños en equipos competitivos mientras que las niñas seguirán haciendo uso del CORNER TALKING en los espacios no invadidos que vayan quedando free.
La formación inicial del profesorado es un reto al que se enfrentan la gran mayoría de universidades. Aunque el ejercicio profesional requerirá a los futuros docentes una continuada actualización, el equipamiento básico con el que puedan salir tras sus estudios universitarios conformará en buena medida su modo de concebir y enfrentarse a la educación. ¿Acaso nunca has pensado que la formación recibida en Magisterio era insuficiente? Los futuros gobiernos también, por tanto, seguirán las tendencias educativas al alza y se comprometerán de manera decidida a seguir introduciendo cambios basados en los sistemas educativos escandinavos donde la educación es una profesión con prestigio y la carrera de Magisterio, una titulación complicada, exigente y larga.
Con ese objetivo, para acceder a los estudios de Magisterio, además de la nota de la EVAU será necesario acreditar el B2 en finlandés, llevar el pelo rubio y saber esquiar. En su afán para hacer la carrera más exigente, todas las asignaturas deberán ser aprobadas mediante la resolución de un escape room. Nuevos tiempos necesitan de nuevas estrategias.
Como he venido contando hasta aquí, la educación entrará en una revolución de innovadoras metodologías y un nuevo enfoque con respecto a la formación. El profesor del futuro tiene que saber incorporar convenientemente todos esos cambios a su labor docente, por lo que estamos frente al profesorado multitarea. Un buen docente deberá ser un educador, un orientador, un guía, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo.
Por tanto, tendrá que formarse de manera permanente, dominar las nuevas tecnologías, innovar cada día, relacionarse constructivamente con sus alumnos, colaborar con las labores del centro, ser inclusivo, saber resolver conflictos, ser generalistas, tener sus especializaciones, diseñar, tener inquietudes, ser capaz de liderar, tener paciencia… Sin olvidar, por supuesto, su tiempo para el ocio ¡No todo iba a ser trabajar! Todo ello, recordemos, en dos idiomas: finlandés y castellano.
En el año 2049 se habrá alcanzado el ansiado pacto educativo que tantos años venimos reclamando los docentes, un acuerdo educativo que, aunque no vaya a ser de máximos, nos permitirá avanzar como sociedad. Frente a los intentos fallidos de grandes “pactos de Estado” en el pasado, se modificará el foco y se centrarán en tres temas importantes y no polarizados: “fomentar el desarrollo asistencial del alumnado, reducir el abandono escolar temprano y el inglés como lengua vehicular”
La nueva ley educativa de consenso, cuidado y protección se llamará EGB (Estancia de Guardería Básica), desarrollándose en dos tramos de máxima protección:
A poco que hubiésemos sido observadores, el camino del pacto no era tan difícil de alcanzar, sólo había que fijarse en la visión que tiene la sociedad de la escuela. Para lo de las ratios tendremos que esperar a un futuro más lejano.
En resumen, una vez puestas encima de la mesa las claves y acciones que transformarán el futuro educativo no conviene perder el tiempo en discutir el modelo presente pero tampoco abrazar ciegamente el nuevo paradigma que se nos avecina. Como bien dice la “Gromenauer Education Academy” en sus conclusiones: “Not even Perry Mason will fix it” (Esto no lo arregla ya… ¡Ni Perry Manson!).
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